Detonada

Moria está en la tele conduciendo Intrusos. Cada programa es una mezcla de confesiones y juicios en un 70%/30%. Fue alfonsinista, estuvo con CFK un 10 de diciembre en un escenario en Plaza de Mayo, habló bien de los milicos, estuvo en el bunker VIP de Daniel Scioli en la primera vuelta en el Luna Park y por ahora no dijo nada de l*s amarillo patito que nos gobiernan. Hoy en su programa vino de lentes negros. Cuando le preguntaron por qué, y rápida como es, se llevó la mano a la nariz (algo que no dejó de hacer todo el programa) y espetó: tengo tanta luz que me encandilo a mi misma. Moria vive de giras personales, políticas y estéticas. Moria es un monstruo en el sentido de un exceso permanente que a veces le pega a la mejor verdad y en otras la encontrás adulando lo más reaccionario del mediopelaje nacional. Moria encarna ese anarquismo liberal del mediopelo que le puede doler la pobreza, pero que pide a gritos que las borren de noche, cuando ella no lo ve. Moria es una nación: la del medio pelo con sus glorias y sus miserias, todo a la vez.

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